Real de Asientos, pueblo mágico hidrocálido

En el semidesierto hidrocálido, se encuentra un diminuto pueblo que te sorprenderá y emocionará. Al visitar su parroquia o el ex Convento, sentirás una profunda conexión espiritual ante la presencia de Nuestra Señora de Belén o el Señor del Tepozán. Explorar sus túneles subterráneos, apreciar el arte sacro, visitar el primer cementerio del estado o recorrer el acueducto te transportará a la época dorada de Real de Asientos como pueblo minero. Si decides conocerlo más a fondo, podrás lanzar flechas como lo hacían los chichimecas.
Real de Asientos, fundado en 1694 por buscadores de metales, experimentó un auge significativo tras el descubrimiento de una gran veta de plata unos cincuenta años después. En 1713, fue erigido como villa y rápidamente se pobló, convirtiéndose en una importante parada del Camino Real de Tierra Adentro. Durante este periodo de prosperidad, se construyeron grandes obras religiosas y civiles, destacándose la Parroquia de Nuestra Señora de Belén y el convento franciscano del Señor del Tepozán.
Para conocer mejor la riqueza histórica de Real de Asientos, es imprescindible visitar la Pinacoteca de la parroquia y el museo del Ex Convento del Señor del Tepozán. Ambos lugares ofrecen una visión profunda del arte sacro y la historia del pueblo, permitiéndote apreciar la importancia cultural y religiosa que ha marcado a esta comunidad a lo largo de los siglos.
No puedes perderte la experiencia de explorar los túneles bajo la Parroquia con un guía local, quienes te contarán fascinantes historias de la época minera. También, es recomendable ver el pueblo desde el «Piojito», un pequeño tren turístico, y subir a pie a la Capilla del Cerrito para disfrutar de vistas impresionantes. Real de Asientos te invita a un viaje en el tiempo, lleno de historia, cultura y espiritualidad.
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Por María Gutiérrez