Gaillac: entre vinos, murallas y leyendas medievales

¿Sabías que puedes brindar con vino dentro de una abadía en el sur de Francia? Gaillac, al borde del río Tarn, guarda entre sus calles empedradas siglos de historia y el aroma de sus viñedos. Esta localidad de Occitania fue escenario de conflictos medievales, pero también de un florecimiento cultural marcado por su producción vinícola. Su casco antiguo, construido en ladrillo rosado, evoca la estética de Albi, mientras que la iglesia abacial de Saint-Michel regala una de las postales más emblemáticas del pueblo.
Visitar Gaillac es adentrarse en un laberinto de callejones con casas entramadas y plazas floridas, donde la historia y el vino se entrelazan. Su abadía, reconstruida en los siglos XVI y XVII, alberga hoy la Maison des Vins, un espacio que ofrece degustaciones, cursos y un museo dedicado al viñedo local. En verano, sus jardines se llenan de vida con un bar efímero que convierte el lugar en punto de encuentro para locales y visitantes.
Recorrer la zona también permite descubrir rincones como el barrio de Portanelle y monumentos como el Castillo de Foucaud, con su jardín de rosas y el Museo de Bellas Artes. El Hotel Pierre de Brens y el Hospital Saint-André reflejan la importancia que tuvo Gaillac durante las Guerras de Religión, conservando vestigios que conectan con las leyendas del Medievo.
Además del entorno urbano, los alrededores están cubiertos por viñedos que cambian de color con las estaciones. Aquí nació una de las primeras marcas comerciales de vino en Europa: les vins du coq. Este símbolo, «un gallo» aún corona la fuente de la plaza Griffoul. ¿Te gustaría brindar en una abadía con siglos de historia?
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Por María Gutiérrez