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El desconocido «Mont Saint Michel del Sur de Francia» que es Patrimonio de la Humanidad

En el sur de Francia, suspendida entre el cielo y la tierra, se alza la catedral de Nuestra Señora de Saint-Bertrand de Comminges, un lugar tan fascinante como el famoso Mont Saint Michel. Situada en la región de Altos Pirineos, esta catedral, que emerge de un promontorio rocoso, combina la majestuosidad de una fortaleza medieval con la serenidad de una iglesia. A tan solo 30 kilómetros de la frontera con España, es un destino que sorprende a quienes lo descubren.

Aunque hoy es un pequeño pueblo con apenas 200 habitantes, Saint-Bertrand de Comminges fue una próspera ciudad romana hace más de dos mil años, conocida como Lugdunum Convenarum. Este lugar, lleno de historia, fue un cruce de caminos vital en su época, donde comercio y espiritualidad se entrelazaban. La catedral, que se erige como un testigo de esa rica herencia, fue incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998, por su relevancia dentro del Camino de Santiago de Compostela.

Lo que realmente llama la atención de la catedral es su impresionante mezcla arquitectónica. Desde la portada románica del siglo XII hasta los elementos góticos del siglo XIV y renacentistas del XVI, cada detalle arquitectónico cuenta una historia única. El contraste entre su austero exterior y su lujoso interior sorprende a quienes la visitan, especialmente al caminar por la nave única, bañada por la luz que entra a través de las vidrieras, creando juegos de colores sobre el suelo.

Dentro de la catedral, el coro renacentista y su órgano son dos de sus tesoros más admirados. El coro, tallado en madera, es una obra maestra que muestra escenas religiosas y profanas, mientras que el órgano, considerado uno de los más hermosos de Europa, resuena cada año en el Festival del Comminges. Este lugar, rodeado de un paisaje verde salpicado de pequeños pueblos, no solo es un refugio espiritual, sino también un verdadero deleite para los sentidos.

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Por María Gutiérrez